lunes, 13 de enero de 2014

MARKETING ALIMENTARIO EN LA INFANCIA

 ¿ Os habéis sentado a ver los dibujos infantiles?  La cantidad de publicidad bombardeada a los niños es increíble.

Se habla mucho en el sector de este tema, al menos se moviliza, espero que las actuaciones lleguen pronto.


La  OCDE ha señalado que las acciones gubernamentales para abordar la obesidad son una mejor inversión que muchos tratamientos actualmente proporcionados por los sistemas de salud de la OCDE (Sassi, 2010).

Acciones tales como educación y promoción de la salud, reglamentación y medidas fiscales, y consejos de estilo de vida de los médicos de familia. La combinación de estas intervenciones en una estrategia de prevención comprensiva, destinada a distintos grupos de edades y determinantes de la obesidad, podría proporcionar una solución asequible y rentable, aumentando significativamente las mejoras de salud en comparación con acciones aisladas (Sassi, 2010). En España, algunas acciones comunitarias como la Estrategia NAOS o el programa EPODE implican estrategias gubernamentales de este tipo.

En el año 2002, la OMS identificó al marketing alimentario como un factor de riesgo significativo para la obesidad infantil (WHO, 2003). Diferentes revisiones han concluido que la publicidad y el marketing de la industria alimentaria influencia las preferencias alimentarias y de consumo de los niños, pudiendo tener un impacto importante sobre su salud (Hastings et al., 2003, Institute of Medicine of theNationalAcademies / IOM, CommitteeonFood Marketing and theDiets of Children and Youth / CFMDCY, 2006; Story y French, 2004).

La industria del denominado fastfood, gastó casi cinco mil millones de dólares en promover sus productos durante 2009, y los preescolares, escolares y adolescentes vieron de forma significativa más publicidad de estos alimentos en 2009 comparado con 2003 (cfr. Gearhardt et al., 2012).

En nuestro país, según datos aportados por la OCU, el 25% de los anuncios emitidos en TV tienen como protagonistas los alimentos y este porcentaje se incrementa en un 50% durante la programación infantil (OCU, 2007).

Sólo hace falta ver estos anuncios para darse cuenta de que los alimentos publicitados son ricos en grasas y en azúcares. Además crean una imagen del "niño modelo" o a seguir, y esto es muy cruel, primero porque su consumo diario no es adecuado para la alimentación del niño, además de que muchas familias no se lo pueden permitir. Nadie se pregunta ¿dónde están los anuncios de verduras, y frutas en esos horarios de publicidad infantil? Recuerdo con añoranza a los fruitis..... que lejos quedó gazpacho, Mochilo, y Pincho.... me encantaban esos dibujos.

En respuesta a esta situación, diferentes agencias gubernamentales, expertos en salud pública y asociaciones de consumidores reclaman restricciones a este marketing alimentario, en especial el dirigido a grupos vulnerables (Brownell y Horgen 2004, Center forScience in thePublicInterest., 2010; Federal TradeCommission, 2007; IOM y CFMDCY, 2006; Nestle 2006).


En la actualidad estas empresas se rigen por la elaboración de códigos voluntarios de autorregulación, y ya sabemos las empresas por quienes miran, por lo que necesitaríamos adoptar medidas regulatorias más firmes, en línea con las medidas adoptadas por algunos países de limitar o incluso prohibir la publicidad de ciertos alimentos dirigidos a niños (Hawkes, 2007).

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